lunes, 13 de agosto de 2018

La cita con la eminencia! Nuestra aventura por dermatología (II)


Cuando despertamos, seguíamos ansiosos por que la eminencia en dermatología, según nuestra pediatra, viera a nuestro niño. Solo unas horas después de todo lo que pasamos, entramos a su consulta y el médico estaba con tres chicas de prácticas.
Empecé a contarle que Elpeque es APLV y que todo lo de la cara comenzó por un contacto con plv. No me dejó terminar cuando, de forma muy cortante e impertinente, me dijo que "la APLV no tiene relación con la piel, la APLV solo da síntomas digestivos, nada más".
Sí, señoras y señores que conocéis bien la APLV de cerca con sus casos de reacciones graves por contacto y sus anafilaxias y reacciones respiratorias, ya podéis rasgaros las vestiduras.
Imagináos mi cara de flipe... Elpapi me sujetaba del hombro.
Le corté. Le dije que tenía informes de varios profesionales que aseguraban que era reacción por plv y que, además, yo misma vi cómo salió justo después de que le tocaran.
Me miró fijamente y me dijo (atención al ego): "Llevo esta bata blanca porque soy médico, no fontanero. Y tú no me vas a decir a mí qué tiene el niño". Y flipando de nuevo no pude reprimir la risilla nerviosa que me entró... y nerviosa era porque no podía hacer lo que se me pasaba por la cabeza en aquellos momentos.
Empecé a sacar los informes de la carpeta y Elpapi, tan paciente como siempre (y menos mal que no es como yo), me decía que no merecía la pena, que lo dejara estar...
Pero le solté los informes allí y, sin mirarlos, me dijo "esa gente no tiene ni idea y no son nadie para meterse en mi especialidad".
Flipados en grado máximo.
También tengo que deciros que ni tocó al niño. No dejó que le descubriera para enseñarle el cuerpo, que sin duda las ronchitas del cuerpo no tenían nada que ver con las de la cara... Solo le miró un segundo la cara y nos dijo que era dermatitis atópica. Punto.
Y aquí va un secretillo... yo tengo dermatitis atópica dese que nací y os aseguro que no se parece en nada a lo que mi hijo tenía en la cara ni en el cuerpo, ¡para nada!
Volví a reírme. En serio. Ya no podía con tanto ego y tanta tontería... Y ahora viene lo mejor.
Le pauta al peque unas cápsulas...
-"Tiene 5 meses"
-"Pues abres la cápsula y se la das en un actimel, por ejemplo, pero tiene que ser una diaria"- (y de paso me cargo al chico, no???? madre mía... qué temple tuve!!)
Volví a sonreírle y entonces dijo que mejor en agua, por el detallito de su alergia... (detallito, manda narices...).
También le pauta una crema, la mejor para la dermatitis atópica según él, y le pregunto si algo de lo que le manda puede contener trazas y/o lactosa. Y aquí viene el festival.

Se queda perplejo y empieza a sonreír. Me dice que no tengo ni idea de lo que estoy preguntando y que ninguna medicina lleva lactosa (ojo al dato!!!) y que los laboratorios serios como el de la crema en cuestión, con quien él colabora, están libres de trazas por completo.
Le contesté que yo sí sabía de lo que estaba hablando, que muchas medicinas llevan lactosa entre sus componentes, como la Eupeptina, y que las trazas podían estar presentes en cualquier laboratorio, a menos que el departamento correspondiente me confirmara lo contrario.
Ya estaba la cosa muy tensa.
Elpapi de pie, con el niño en brazos, diciéndome que nos fuéramos que había sido una pérdida de tiempo, pero yo necesitaba plantar cara a aquel impresentable.
Mientras él se entretenía en explicarme qué era una traza y en tratarme como si no le entendiese, una de las prácticas le interrumpió y le dijo: "Doctor, disculpe, las cápsulas llevan lactosa".
TACHÁAAANNN!!!
Mi momento llegó.
Disfruté viendo su cara confusa, con duda, asombro clavando los ojos en aquella pantalla de su ordenador. En cuanto se recompuso, le preguntó si ella había buscado bien, si aquello estaba correcto... y terminó diciendo que no pasaba nada, que para mi información mi hijo podía tomar lactosa, que no tiene nada que ver con la APLV y que le diera los nombres de los médicos que se habían entrometido en su especialidad, al decir que la APLV provoca reacción por contacto, sin tener conocimientos y que le iban a oír, cada vez visiblemente más nervioso y tirando balones fuera.
Evidentemente le hice saber que no le daba ningún nombre, que había tenido la oportunidad de ver los informes y no quiso y que, además, ya no venía a cuento. También le conté que la lactosa arrastra plv y por eso mi hijo no puede tomarla, que hay muchos artículos que lo afirman.
Vuelve a decirme que es falso y nos invita a salir de la consulta. Ya con la puerta abierta y Elpapi saliendo, le dije que su tratamiento no le valía a mi hijo y que, efectivamente, habíamos perdido el tiempo.

Nos fuimos con muy mal sabor de boca, habiéndonos faltado al respeto de una forma tan brutal y gratuita como persona a nosotros y a nuestro hijo como paciente.
Nada más llegar a casa, con todo el mal rato en el cuerpo, me puse en contacto con el laboratorio de la crema que este individuo le había pautado al peque y, pocas horas después, me contestan desde el departamento de Información Científico-Médica y me dicen que el producto en sí no contiene plv, ni leche, ni lactosa ni derivados pero que no pueden garantizar la ausencia de trazas.
Todas las dudas resueltas. El tratamiento que nos pautó el señor eminencia no es apto para mi hijo APLV... ¿y esto es cubrir las necesidades de los pacientes? ¿Pasar por alto que es alérgico, digan lo que digan sus padres e informes médicos?
Al final real y verdaderamente habíamos perdido el tiempo, porque seguíamos con el tratamiento pautado el día anterior.

Lo único bueno de todo esto era que Elpeque estaba mucho más tranquilo con el antihistamínico, podía dormir y descansar y, después de 5 días sin ver su sonrisa, pude ver cómo aparecía en su carita marcada por las lesiones del contacto.
Nada me ha hecho tan feliz nunca como ver el regreso de su sonrisa, su vitalidad, su alegría... Fueron 5 días sin luz, porque el día que mi niño no sonríe para mí es un día oscuro, apagado, y no hay nada mejor que ver la luz que irradia un bebé cuando sonríe y está feliz y contento. Magia para mí verle sonreír otra vez, magia para mí verle descansar y dormir tranquilamente, magia para mí no verle dándose manotazos en la cara ni haciéndose arañazos por los picores... no. Ahora solo quería jugar como siempre, como si nada hubiera pasado, porque ellos tienen la capacidad de sobreponerse a lo que sea, tengan la edad que tengan, porque son así de sabios y porque todo eso y más tenemos que aprender de ellos, de nuestros niños.

Un par de días después, tenía cita con la pediatra para contarle las novedades. Ya sabéis que tengo a una pediatra bien molona y flipó muchísimo con toda la historia. La pobre se llevó una desilusión porque verdaderamente consideraba buen profesional a "la eminencia", me confesó que sabía que era un borde y un estúpido, pero pensaba que solo era así con los pediatras.
Me contó que solicitó hacer las prácticas con él, pero la eminencia no quiso porque "considera que los pediatras son poco más que cuidadores de guardería", que no son médicos de verdad, como él, médicos de adultos con especialidad en dermatología, como a quienes deja que hagan sus prácticas con él... O sea que no, que su especialidad no son los niños. Nuestra pediatra siguió diciendo, con verdadera decepción en su cara, que "muchas personas no deberían ser médico". Y no pude más que darle la razón.

Aquella afirmación que A. asegura que salió de la boca de la eminencia (y yo la creo porque pocas personas más transparentes que ella conozco) me dolió mucho y por varias razones.
¿Por qué minusvaloran a los pediatras cuando, muchas veces, es gracias a ellos que llegamos a adultos? 
¿Por qué se les compara con educadores infantiles como si eso fuera un insulto o algo denigrante? 
¿Acaso esa comparación no es más que un fiel reflejo de la ignorancia de quien la hace, puesto que no conoce la importancia del desarrollo de los 3 primeros años de vida?

Weleda Caléndula hidratanteEn fin, mucho hablamos aquella mañana y, al final, A. decidió que Elpeque continuara con el tratamiento pautado por la dermatóloga de urgencias, con la retirada paulatina de la hidrocortisona y manteniendo la dosis del antihistamínico hasta que bajara la irritación general.
Hasta 3 semanas después de aquello no pudo descansar su piel de tanta medicación, pero gracias a que encontramos por fin su crema hidratante definitiva, la de la línea Caléndula de Weleda, su piel volvió a tener el aspecto suave y bonito que tienen las pieles de bebés!! Se la teníamos que aplicar 2 veces al día, pero eso no era nada comparado a todo lo que habíamos pasado y que ya quedaba atrás.


Mil gracias por leerme!!^^

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