jueves, 9 de agosto de 2018

Reacciones por contacto y nuestra aventura por dermatología (I)


Cuatro días sin dormir, sin descansar. Varios días de llantos y de heridas por rascarse... Fuimos de nuevo a la pediatra y, viendo que realmente estaba peor, le mandó un antihistamínico, además teniendo aquellas reacciones por contacto nos derivó de urgencia al dermatólogo, porque no sabía qué más hacer para calmarle, y nos aconsejó que fuéramos en ese momento al hospital con su informe en mano para que le vieran ese mismo día aunque no tuviera cita.

Por suerte, seguía tomando fórmula elemental y ranitidina, que se le intentó retirar pero volvieron los vómitos así que se le tuvo que mantener la dosis, y de ese tema estaba bastante bien, bastante estable, aunque tenía una diarrea diaria (de ahí su rojez en la zona del pañal).

Pues como os decía, llegamos al hospital y nos dicen que la cita más pronta era para el día siguiente, pero yo llevaba un informe en el que se pedía que se atendiese al niño y se le diera algo para que pudiera descansar de toda aquella molestia. Acepté la cita y pedí que se hiciera lo que pedía su pediatra.

Cuatro horas estuvieron mareándome en el hospital, de un sitio a otro, ninguneándonos y tratándonos fatal, diciéndonos que aunque llevásemos ese informe allí no se atendían urgencias. Textualmente (y de verdad que es textual) la enfermera de la consulta me dijo:"Si no es cáncer, no corremos. Y si el niño lleva cuatro noches sin dormir, otra más no pasa nada."
Solo en un momento de mi vida he sentido más rabia y más impotencia que aquella mañana. Me dejó fría aquella contestación... Por suerte no es cáncer, no, y ojalá esa enfermedad nunca vuelva a aparecer en nuestras vidas...

¿Os hacéis una idea de la poca capacidad de empatía que tenía esa enfermera?
¿Cómo podían tener tan poca humanidad? De verdad... es que no me lo podía creer.

Y los pacientes que había en la sala de espera, tampoco. Se empezaron a quejar del trato que nos estaban dando y yo no podía dejar de llorar, de sentirme fatal... de sentirme impotente. Hasta un señor muy mayor me dijo que pasara en su lugar, que el bebé era muy pequeñito para estar tan molesto y que nadie me quisiera ayudar... se me partió el alma y me sentía aún más impotente, aunque muy agradecida a aquel abuelo (o bisabuelo, quizás) que despertaba tanta ternura.
Con lo que se armó, alguien que trabajaba allí se interesó por nuestro problema, se indignó muchísimo, y me llevó a hablar con dirección porque según ella, otra buenísima persona que me encontré aquella mañana, no había derecho a eso... Allí quien estaba era la secretaria, quien leyó el informe y dijo que alguien tenía que ver a mi niño aquel día.

no derecho basta

¿De verdad hay derecho a esto? ¿A que nos traten así? ¿Tener que estar mendigando atención sanitaria, después de tener un informe en mano que pide que se le atienda hoy mismo?
Se están haciendo muchas muchas cosas mal... pero los últimos que deberían pagarlo son los bebés en concreto y niños en general.
No hay derecho tener que tener a un bebé de 5 meses una mañana entera dando vueltas por el hospital, pudiendo coger cualquier virus o bacteria que hubiera por allí, para que alguien se apiade de nosotros y quiera verle.
 Para que a alguien le diéramos la lástima suficiente y que nos atendiera, como si fuera un acto de caridad y bondad. No. El trabajo de los médicos es curar a las personas y si un pediatra redacta un informe y pide que se vea al bebé en aquella mañana... ¿por qué no lo cumplen? Entiendo que hay mucho trabajo y pocos médicos, que están desbordados la mayoría de ellos, pero era un bebé de 5 meses con la cara marcada por los arañazos al rascarse, con ojeras por no dormir, con una reacción en su carita que no remitía con nada y, llorando, dándose golpecitos en su espalda con la sillita intentando calmar el picor que tenía.
Si varias personas que trabajaban allí vieron tan claro que había que atenderle... ¿por qué desde primera hora se nos niega? La administrativa que nos dio la cita para el día siguiente solo hacía decirme que, por muy empeñada que yo estuviera, no me iban a ver al niño hoy. Y la enfermera de la consulta... despreciable, desagradable y un horror como persona (y muchas más cosas...), porque alguien empático, respetuoso y tolerante no contesta así, aunque sean órdenes de su médico. Hay muchas formas de decir las cosas, muchas, y las palabras que ella eligió no eran las mejores ni por asomo...

Moví cielo y tierra y al final, después de esas cuatro largas y horrorosas horas, una dermatóloga vio a mi hijo para darme la pauta correcta de la retirada de la hidrocortisona. Le aumentó la dosis del antihistamínico para que le calmase desde aquel momento y le pautó otro tipo de cremas para la erupción del cuerpo. Por fin, aliviada pero apaleada. Y con una migraña de las que hacen historia...

Finalmente, aquel día estuvo mucho más tranquilo. Aquella noche pudo dormir mi pequeño y descansar nosotros, esperando con ansia la cita con el dermatólogo especialista en niños quien, según mi pediatra, es una eminencia en su campo.


Mil gracias por leerme!!

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