viernes, 8 de septiembre de 2017

El PARTO. Nuestro gran día.

Fue, para mí, maravilloso... y jamás pensé que pudiera recordar el parto como algo maravilloso y bonito, pero así es...

Después de un mes de no dormir por las noches por tener contracciones, algunas indoloras pero otras molestas como para no dormir..., el martes 25 de julio por la noche tuve demasiadas contracciones con molestias pero no eran regulares, me crujía el sacro y la parte lumbar y el miércoles 26 de julio por la mañana la barriga me había bajado muchíiisimo... hasta daba impresión verla!! No podía andar con normalidad: me dolía bastante la zona del pubis, sacro... la pelvis completa, notaba que algo bloqueaba el caminar y era la cabeza de mi pequeño.
Pasé el miércoles tumbada, sin descansar porque me daban contracciones con alguna molestia, pero nada importante... hasta que al final del día, a las 21:20h noto que se me rompe la bolsa... (las que aún no hayáis roto, creedme, se sabe sin dudas). Me entró pánico. Muchísimo miedo de que algo saliera mal. Afortunadamente las aguas eran claras, pero no tenía ninguna contracción... lo que aumentaba mi miedo a un parto inducido (lo he vivido de cerca con varias amigas mías, aunque no todas somos iguales ni muchísimo menos...). No podía evitar sentir mil cosas a la vez. Miedo, alegría, ansiedad, nostalgia por dejar de tenerle en mi barriguita... miiiil sensaciones en segundos. Me llevan al hospital, me reconocen y tenía el cuello borrado a un 30%, semicentrado y permeable 2 dedos. La matrona se sorprende de que aun siendo primeriza y sin contracciones hubiera modificación en el cuello.

A las 12 de la noche me ingresan y me avisan de que, si para las 9h del día siguiente no había arrancado el parto, me lo provocarían. Nos fuimos a la habitación papi y yo, seguía con mucho miedo por el líquido que perdía (aunque realmente no hay motivos, el líquido que se pierde es el que queda entre la cabeza del peque y la vagina, no se iba a quedar sin líquido, estaba en un hospital y súper controlada jeje) y porque no sentía nada de dolor.

A las 2 de la mañana empiezo a notar molestias muuuy leves pero a las 4 me despertó una contracción con la que solté muchísimo líquido. Las contracciones eran regulares cada 5 minutos, por lo que me puse a andar y a rezar para que no se parasen... A las 5 de la mañana las contracciones eran cada 2 minutos y yo no podía estar más feliz. Vamos a monitores y a las 6 me hacen un tacto. Cuello borrado y dilatada de 5cm. ¡¡Ya en trabajo de parto!! Había ocurrido lo que más deseaba, que el parto arrancara.

Nos pasan a paritorio y las contracciones se vuelven más intensas. Yo era de las que en principio quería sentir lo que era un parto, aunque firmé la epidural nada más llegar (junto con la donación del cordón umbilical). La verdad es que llevaba muy bien las contracciones, respirando, andando, subida en la pelota, balanceándome... pero entonces me empezaron a temblar las piernas, mi cuerpo no me soportaba de pie, necesitaba sentarme o tumbarme en una cama, descansar, pero no podía aguantar las contracciones tan fuertes en la cama... así que a las 8, dilatada de 7cm amplios, decido ponerme la epidural. Volví a disfrutar de mi parto. Sentía las piernas, podía moverlas, notaba las contracciones pero con menos intensidad de dolor... para mí fue lo mejor. Ya me avisaron de que al ponérmela a esas alturas con el parto bien instaurado no se iba a parar, que era uno de mis miedos, y así fue.

A las 11 ya estaba dilatada completa y la matrona me dijo que fuese empujando poco a poco para ir bajando la cabecita... pero después de casi 2h empujando la cabeza seguía en el mismo sitio. Ya nos pusimos en serio con el expulsivo, la parte más difícil porque no salía... hasta que en el empujón más fuerte que jamás dí, el 27 de julio, salió su cabeza con una circular apretada de cordón... La matrona cortó el cordón y en el otro empujó nació mi niño. Moradísimo, lacio y sin llorar... No os imagináis (o quizás, por desgracia, sí) el pánico y el terror que sentí y que vi en la cara del papi (quien estuvo en todo momento a mi lado, apoyándome, acompañándome y demostrándome su amor, una vez más). Por suerte, respiraba, me lo pusieron en mi pecho y le escuché gemir muy flojito hasta que, poco a poco, arrancó a llorar... Yo no podía parar de llorar y de sentirme feliz y afortunada por tener a mi bebé en brazos, abrazarle, besarle, mirarle... Era lo que más había deseado jamás y ahí le tenía conmigo y para mí.

Parto bebé niño hospitalHicimos piel con piel mientras me cosieron (1h de costura jejej desgarro tipo II, que ahí lo voy llevando 😂) y luego 1h más con mis familiares dentro de paritorio, compartiendo toda esa alegría y felicidad desbordante.

La vida me ha regalado lo más bonito que puede haber. Es algo inexplicable... es maravilloso. Las hormonas y todas estas emociones no me dejan parar de llorar jejeje pero todo es de alegría, de soltar la tensión de las últimas semanas y de asimilar que ahora me toca a mí ser feliz, este niño ha llegado a una casa donde hemos sufrido mucho... y ahora es increíble que tengamos tanta suerte y tanta alegría en nuestras vidas.







Mil gracias por leerme!! ^^

Si te ha gustado, comparte ;)

Todo empieza aquí...

Todo. Todo. Con EL positivo. Con NUESTRO positivo. Ese 24 de noviembre que me notaba hinchada, con molestias en los ovarios y mucho fluj...