martes, 10 de julio de 2018

Visitas en el hospital y en casa. ¡Frénalas!


Pues sí, hoy quiero hablar sobre las visitas al hospital y a casa cuando una mamá acaba de tener a su bebé.
visitas bebé hospital
¿Por qué la gente es, a veces, tan desconsiderada?
¿Por qué no son empáticos con esa mamá y con ese bebé?
¿Por qué no piensan en el cansancio tan profundo que tienen de todo el trabajo que han hecho?
¿Por qué esa ansia viva de ir al hospital al minuto cero de nacer el bebé?
Que en muchas ocasiones (ojo! que es muy fuerte esto...) no se respeta ni el piel con piel... y no me parece justo para esa mamá ni para ese bebé que no se respete su tiempo de re-conocerse, de encontrarse, de acomodarse el uno al otro, de descanso... y me da mucha mucha pena, porque en parte yo también lo sufrí. Aunque en mi caso sí lo respetaron (si no las 2h, casi las 2h...), ahí se acabó todo el momento intimidad...


Estando ya al final del embarazo, la matrona nos adelantó que restringiésemos las visitas de familiares... la verdad, me pareció excesivo, ¿cómo no iban a comprender que querría descansar?
Desde el primer momento que salió el tema, una buenísima amiga mía, ya madre con experiencia en estas cuestiones, me dijo lo mismo y fue incluso más tajante: que al hospital no viniera nadie (excepto las abuelas) y, ya en casa, pusiera un horario de visitas para asegurarme el descanso en la medida de lo posible. Y yo, ingenua de mí, pensaba que no era necesario, que estoy acostumbrada a estar con mucha gente y me gusta(ba) estar con mi familia extensa... Ya. Pues no. En esos momentos y de aquella forma, no.
Por desgracia tampoco hice caso a mi amiga (y lo que me arrepiento!!) y llegó el día del parto.
Y nadie respetó nada.

Es verdad que, como ya os he dicho, no avisé a nadie para que no viniese porque confiaba en su criterio. Pues no, ¿sabéis?, hay quien no tiene criterio. Hay quien tiene la magnífica idea de ir a visitar a una recién parida y a su bebé a las 2h de haber venido al mundo, de decirte la mala cara que tienes, que te acostumbres a no dormir, que no le cojas en brazos porque le vas a malacostumbrar (¿a qué?, ¿a que le quiera?...). Tienen la genialísima idea de venir y coger en brazos de la forma más brusca posible al recién nacido, dormido y cansado fuera de su mamá. Y a su mamá le iba a dar algo (ya os digo que se me notó en la cara!). Allí, semitumbada en la cama, exhausta, derrotada, con las molestias de los maravillosos puntos, de sangrar, de las hemorragias y la anemia de caballo, de las fantásticas hormonas...

Un día genial para que la familia extensa vaya de visita (léase la ironía...).
Y aún más genial que a las 10 de la noche decidan irse. ¡Dios mío! ¡Menos mal! Y que, de repente, a las 10:30 toquen a la puerta y no sea la enfermera... que sean más familiares que acaban de salir del gimnasio y, claro, mientras se duchan y tal, terminan muy tarde pero que querían conocer al pequeño. Incluso querían que les contara todo y les diera conversación!!! (¡¡??¿@#sdgrj!!!).
En serio, les quería gritar y echarles. En serio. Pero no tenía fuerzas. Y el recién estrenado y abrumado padre, tampoco.

Al día siguiente, nos dan el alta. Llegamos a casa y era viernes. Laabuela toda ilusionada con que iba a venir mucha gente ese fin de semana (más????...) y con mil ganas de compartir su alegría. Dios mío... ¿iban a volver? Pues no, niñas, no volvieron para mi descanso. Aunque me dolió mucho la decepción que sentía Laabuela. Supongo que ella lo ve muy muy distinto a mí..., supongo que le puede más lo que hay que hacer que lo que se quiere hacer...
Ese primer fin de semana, a las 9 de la noche del domingo (muy buena hora para visitar a un recién nacido, ¿sabéis?) vinieron a verle. Seis personas. Nada más y nada menos...
Agobio máximo. Siguiente fin de semana y misma operación, pero una hora más tarde y más gente.
Entonces sí empecé a cortar aquello y de raíz. No podía ser que vinieran a ultimísima hora de un domingo a querer coger a un bebé incómodo, que no dormía ni dejaba de llorar (ni la mami, de paso, tampoco). Y, a todo esto, venían sin avisar!...

¿Sabéis que pasó? Una cosa muy tonta 😂

Hice un comentario general en un post en mis RRSS, lo leyeron, se dieron por aludidos y... PUFF!!! Adiós, visitas. Nunca mais.
Ya al mes de nacer el peque hubo familiares (los que faltaban por venir a casa...) que me avisaban y venían a la hora que mejor nos viniese a todos. Un mes es tiempo prudencial para ir de visita a casa de un recién nacido! Así sí!! 😊

Ha pasado el tiempo (casi un año ya!!) de todo esto. Quienes se dieron por aludidos por aquella publicación, no han vuelto a venir  y casi ni me hablan... pero no les necesito para vivir y descansando estamos, oiga!!

Espero que mi experiencia sirva a alguien y le dé el empujoncito para poner el cartelito:
Visitas con cita previa, GRACIAS!! ^^


Mil gracias por leerme!!

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